Manuel MONTOBBIO. La perplejidad del quetzal: La construcción de la paz en Guatemala. Icaria. Edición de Kindle. ISBN: 978-84-9888-944-4.

La perplejidad del quetzal compila varios ensayos publicados por Manuel Montobbio a lo largo de los últimos años, y que han tenido como objetivo el análisis del proceso de paz de Guatemala. La primera característica que hay que resaltar tiene que ver con el desempeño profesional del autor: como diplomático fue testigo y en ocasiones actor de los procesos de paz en América Central, tanto desde las embajadas en El Salvador y Guatemala, como en la de México, un país desde el que la diplomacia mexicana y la de algunos otros países facilitaron las diferentes negociaciones. Desde allí participó en la representación de España en el Grupo de Países Amigos del Proceso de Paz.

El libro está dedicado al gran científico social Edelberto Torres Rivas, «centroamericano nacido en Guatemala», como él mismo se definía, quien hubiera sido su prologuista de no haber fallecido en diciembre de 2018. Y, de hecho, el primer ensayo es una reflexión sobre su figura y sobre la relación intelectual entre ambos.

El eje central que vertebra el trabajo tiene que ver con la adopción de la idea del contrato social, ya que «si la guerra es el estado de naturaleza, la paz es el contrato social. Todo proceso de paz puede contemplarse como proceso de paso del estado de naturaleza al contrato social» (p. 328). Los acuerdos de paz firmados entre el Gobierno guatemalteco y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca pretendieron, justamente, salir de ese estado de naturaleza asimétrico, por la diferencia de recursos entre los contendientes, y que provocó decenas de miles de víctimas.

El segundo ensayo bucea en la historia para hacer posteriormente un estudio comparado de los procesos de construcción del Estado en Centroamérica. Ello le permite abordar las diferentes trayectorias para subrayar que, en lo que atañe a las reformas socioeconómicas asociadas con la propiedad de la tierra, a diferencia de lo ocurrido en El Salvador y Nicaragua, con amplias transformaciones, «Guatemala constituye parcialmente una excepción o al menos donde más camino queda por recorrer» (p. 1047). No hubo en los Acuerdos mención alguna a reformas agrarias (sí a una tímida «situación agraria»). Un compromiso para subir la presión fiscal (en aquel momento el equivalente al 7 % del PIB), de modo que alcanzara el 10 % al finalizar el milenio, no se cumplió en la fecha prevista. Hoy, Guatemala sigue siendo el país de América Latina, tras Haití, que menos recursos dispone por el cobro de impuestos: el 12,1 % del PIB. Así pues, y como señala el autor con acierto, el Estado guatemalteco era y sigue siendo un Estado anémico.

El ensayo que da título al libro es central para entender las razones por las que el quetzal está perplejo. Tras recordarnos las fases de la negociación de los Acuerdos y el hecho de que en ella no participaron actores muy poderosos, se centra en los problemas para su cumplimiento, resultado de dos fracasos significativos: la reforma fiscal ya citada y el resultado negativo en la consulta popular exigida por la Constitución para su reforma. En los términos del autor, los Acuerdos quedaron sin sostenibilidad económica ni sostenibilidad política.

Una de sus paradojas fue la –quizás– elevada ambición de sus contenidos. Ello se une, para Manuel Montobbio, a algunas carencias como el retraso en las propuestas de reforma constitucional y la ausencia de los partidos representados en el Congreso en la composición de la importante Comisión de Acompañamiento de los Acuerdos.

Apunta también aquí al papel desempeñado por Minugua, uno de los más extensos llevados a cabo hasta ese momento por una misión de la ONU: información, buenos oficios, cooperación y, claro, verificación. Montobbio señala que ello pudo implicar un «riesgo de distorsión» a la hora de ejercer «la verificación de la institución con la que se coopera» (p. 1951).

El último ensayo hace referencia al Acuerdo de Bases para la Incorporación de la URNG a la Legalidad, en cuya ejecución Manuel Montobbio participó, como representante de la comunidad internacional, en una Comisión Especial de Incorporación creada por dicho acuerdo. Y señala, muy atinadamente, que ante el incumplimiento de una parte de los Acuerdos e insuficiencia de políticas públicas previstas para «los objetivos de la incorporación definitiva, en ámbitos que afectan a los incorporados» se pasa de una incorporación concebida «para la Guatemala transformada por la ejecución de los Acuerdos de paz», para acabar «siendo la incorporación real a la Guatemala real».

Todo ello se vincula con una voluntad explicitada por el autor a comienzos del libro: «Utilizar la reflexión y las lecciones sobre lo aprendido y lo vivido para escribir en el papel blanco del futuro, la memoria para la esperanza» (p. 581). Un objetivo que se ha visto satisfecho.

Por último, pero también importante, los ensayos están muy bien escritos y transpiran una de las vertientes creativas del autor, la poesía, de la que ha dado muestra en varios espacios.

Secundino González Marrero

Universidad Autónoma de Guerrero